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EL BAR DE LA AVENIDA 33

Lector, te lo dejo aquí, que la aventura debe ser tuya siempre. Que te hagan feliz los brebajes de El bar de la avenida 33 o que la insania te inquiete y el secreto del miedo te anide interminable, reproductor eterno del gozo y la premura: aprieto de alegría, estruendo sutil, en las dos caras de la misma luna que refleja y cautiva al local de la avenida 33: la epopeya de Bucaramarga. De hecho, fiel anagnosta, ni las palabras de este prólogo a contraluz y vacilante ni la traducción catalana de Francesc Mompó podrán traicionar esta poesía de lo imposible, la poesía de esta epopeya americana de Sofía Rodríguez García. ¡Que la profundidad del abismo te sea grata y a manos llenas la disfrutes! Edición bilingüe con traducción al catalán de Francesc Mompó.

Lee un fragmento pulsando aquí BAR AVD 33 TAST

CARDIOVASCULAR. LLUVIA. INQUILINOS

Paula Llorens ha fraguado su escritura, de la que l@s lector@s van a leer algunos de sus primeros textos, en tres pilares básicos a lo largo de su carrera: el humor que nace de la cotidianeidad de las situaciones, algo que le entronca con el mejor Belbel, e incluso con el primer Abril Zamora o con Carol López. Cimenta sus piezas en bajar a la realidad para conocer a sus personajes y reírse con ellos.
Su segundo pilar sería la fragmentación. Ya sea como historias que transcurren en paralelo donde los personajes varían de escena en escena (como verán en “Lluvia”) o por contar a la manera fragmentaria más cercana al cine, saltando de escenario en escenario a una velocidad de vértigo, o de road movie, que es lo que nace de “Inquilinos”.
Por último, el compromiso ya sea interno con los personajes, algo que en las tres piezas aparece, como más específicamente un compromiso social por problemas inherentes al siglo XXI, que es lo que nos plantea “Inquilinos”.

Del prólogo de Gabriel Ochoa

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